Los
vestigios más antiguos de la presencia humana en la Región de Murcia parecen
remontarse a más de un millón y medio de años. De ellos nos han llegado tan sólo
algunos restos de silex retocados a modo de herramientas.
En
Moratalla, Cieza y Yecla se han hallado valiosos restos de pinturas rupestres.
La cultura del Argar se extendió por estas tierras y sus poblados eran
generalmente pequeños, localizados en zonas altas y protegidas. A esta
civilización de la edad del bronce pertenece el yacimiento de Almendricos,
cerca de Lorca. En los yacimientos ibéricos de El Cigarralejo, en Mula, Los
Molinicos, en Moratalla, o en el de Cabezo del Tío Pío, en Archena, entre
otros, se han encontrado evidencias del comercio con fenicios y griegos.
Bajo
el período ibérico se registra un importante desarrollo agrícola y pecuario,
así como una intensa actividad comercial, que han dejado numerosos testimonios
expuestos en varios museos de la región.
LA
CONQUISTA ROMANA
Quart
Hadasat fue fundada en el 223 a.C. por el cartaginés Asdrúbal, y pasaría
a denominarse luego Cartago Nova y hoy Cartagena.
Los romanos conquistaron toda la zona y dejaron innumerables muestras de su arte
en villas (Los Torrejones de Yecla o Los Cipreses de Jumilla), torres como la
Torre Ciega o mosaicos.
Se
convirtió, entonces, en un importante centro económico y político del
occidente mediterráneo.
La
importancia que adquiere la ciudad en este período se debe, en gran medida, a
la explotación de los ricos yacimientos minerales repartidos por el litoral
murciano. Mientras, en el interior de la región la romanización sólo supuso
la creación de algunas villas rústicas escasamente pobladas. Hasta la
conquista árabe la región atraviesa momentos de intenso vacio político.
EL
DOMINIO ÁRABE
En el año 713 el general Abdelaziz llega a la región enfrentándose con
el ejercito hispano-visigodo de Teodomiro en Cartagena. Con la fundación de la
ciudad de Murcia por Abderramán II en el año 825, se inicia un período
de intenso auge económico. Los árabes
aprovecharon el curso del río Segura, próximo a la ciudad, para crear
una compleja red de acequias, tuberías, azudes, norias y acueductos. Son los
antecedentes del actual sistema de regadíos, que sirvieron para aprovechar los
recursos de la fértil huerta del Segura. Hasta la segunda mitad del siglo XI
Murcia no es un reino independiente y la ciudad rinde vasallaje a los reyes de
Almería.
Con
la independencia, y a lo largo del siglo XII, Murcia se transforma en un gran
centro económico y político, lo que lleva aparejado un aumento de las obras públicas,
construyéndose numerosos edificios religiosos y fortalezas.
Sin embargo, la presión fronteriza ejercida por Castilla y los desordenes políticos
de Lorca, Mula, Cartagena y Aledo, generan un período de inestabilidad. El
resultado es que en 1243 el reino de Murcia se somete al vasallaje de Castilla.
Posteriormente, en 1375, Castilla y Aragón firman un acuerdo por el que se fija
la línea divisoria entre ambos reinos. Aún persistirá la inestabilidad
fronteriza hasta la definitiva conquista de Granada en 1492, dando paso a una época
de mayor equilibrio.
MURCIA
EN LA EDAD MODERNA
Con la consecución de la paz comienza una fase de rápido crecimiento económico
y demográfico,
floreciendo todas las ciudades del reino a lo largo del siglo XVI. La
alternancia de épocas de auge con otras de marcada decadencia es una constante
en la historia de esta región. Así, el siglo XVII viene marcado por grandes
sequías, origen de plagas, epidemias y escasez de alimentos.
Tras
el duro intervalo de la Guerra de Sucesión (1702-1713) hay un nuevo proceso de
recuperación: se aumenta extraordinariamente la superficie cultivada, ampliándose
las zonas de regadio, la población registra un gran aumento y se empiezan a
notar los efectos de la progresiva apertura comercial. Como en otros momentos,
este esplendor económico se refleja en un auge de las construcciones. Hay que
destacar la terminación de la Catedral de Murcia, iniciada en 1394, y la
construcción del Arsenal de Cartagena.
CONTEMPORÁNEA
Después de esta época dorada el siglo XIX se inaugura con una nueva crisis
motivada por un período de sequías, seguido de importantes inundaciones y de
la guerra contra Napoleón. Habrá que esperar a la mitad de siglo para que se
invierta la situación. La actividad económica amplió entonces su campo a la
explotación de yacimientos minerales, iniciándose tambien el proceso de
industrialización. Pese a ello la región llegaría al siglo XX con una situación
precaria, basada en una industria de capital extranjero y un comercio que no había
sido capaz de trasvasar las fronteras regionales. Con la dictadura de Primo de
Rivera (1923-1929) Murcia se incorpora definitivamente al ritmo del país
impulsando la industria, potenciando los sectores de conservas, cítricos y
pimentón y modernizando su agricultura.
Fuente
de información: CARM (Com. Autónoma de la Región de Murcia)
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