¿ Un simple delincuente, un anarquista ? ¿
Un mártir del infortunio o las injusticias de su época ?
Quizás, pero indudablemente una leyenda que llega hasta
nuestros días.?
Cerca
de Cañada, Santa Fé, el 11 de noviembre de 1894 nace el hijo
de los inmigrantes Victorio Bairoletto y Teresa Bondino,
llamado Juan Bautista Bairoletto, o Vairoletto como firmaba
y figura en causas judiciales.
Siendo muy chico sus padres se mudan a Colonia Castex, La
Pampa.
Ya a cierta edad frecuentaba burdeles donde se codeó con los
anarquistas inmigrantes llegados al país, lo que le habrá
dado una mirada rebelde contra la autoridad corrupta.
Empezó a tener problemas con el poder al
pretender la misma mujer que el gendarme Elías Farache, al
cual terminó ultimando en un confuso enfrentamiento,
contando entonces con 25 años. Salió en libertad a los 27
años sobreseído pero igual fue perseguido por la policía,
seguramente por venganza corporativa. Quizás acorralado,
comenzó a robar estancias y almacenes de ramos generales.
Como su situación no era la de un simple salteador, sino que
lo impulsaba su rebeldía producto de estos hechos, se ganó
la confianza y admiración del pueblo, al cual tenía de
aliado en sus peones, indígenas, gauchos, criollos, reseros,
o sea, todos los marginados de la época, quienes se hacían
cómplices dándole guarida al fugitivo e incluso ideas para
nuevos asaltos. Era considerado "el Robin Hood de las
pampas", ya que repartía su botín entre los necesitados,
quienes lo ocultaban, mantenían y guarecían.
Ya a los treinta y pico de años era obsesiva e
infructuosamente buscado en tres provincias (La Pampa, Río
Negro y Mendoza ) convirtiéndose en mito, debido a que le
adjudicaban al mismo tiempo robos y muertes en puntos muy
distantes, imposibles de unir a caballo.
Ya cuarentón quiere sentar cabeza de tanta aventura y forma
una familia con su mujer Telma, con la que tiene dos hijas y
trata de alejarse radicándose en una chacra en General
Alvear, Mendoza. Arregla un encuentro con un ex comisario,
muy desconfiadamente, para inquirirle como hacer para
arreglar sus cuentas y "dejar de rodar" pero la respuesta de
este (de ver un abogado en San Rafael y entregarse) no lo
convencen, porque sabe que si lo capturan lo van a "pasear"
(seguramente como ejemplo) y terminaría muriendo en la
cárcel (seguramente asesinado).
Finalmente un amigo lo traiciona denunciándolo y una partida
policial lo rodea y remata tan trágicamente como empezó,
suicidándose. Pero su muerte no hizo más que terminar de
encender el mito.
Después del suceso una vecina hizo una capilla en ese lugar
y fue venerado como si fuera un santo atribuyéndosele
milagros. Su figura se mantuvo vigente hasta nuestros días,
creándose la Comisión Juan Bautista Bairoletto y
reconstruyéndose su rancho.
En el ámbito artístico se pueden contar la
obra de teatro "Lo llamaban Bairoletto" de Telma Seballos,
la novela "Bairoletto" de Marcelo Calvo y en el cine una
película que fue protagonizada por Arturo Bonín y Luisina
Brando.

Tumba de
Bairoletto en General Alvear, Mendoza.
Hoy convertida
en una especie de santuario.
Entre las muchas historias que se cuentan
rescatamos esta:
Bairoletto tenía muchos amigos pobres que
pese a su miseria lo auxiliaban. Uno de ellos, seguro de que
no le podían fallar varias cosechas seguidas prendó su
humilde chacra a un usurero. Pero como la suerte siempre
estuvo en contra de los pobres no tuvo con que pagar y
desesperado fue conminado por el otro a saldar la deuda, no
esperándolo, para quedarse con su casa.
León Gieco recogió la leyenda en su álbum
Bandidos rurales:
Bairoletto cae en Colonia San Pedro de Atuel,
el ultimo balazo se lo pega él
Vicente Gascón, gallego de 62,
con su vida en Pico pagó aquella traición
Se enteró el legendario bandido y le dió la plata a su amigo
para cumplir, pero con instrucciones. Tenía que pagar,
recuperar los pagarés del usurero y luego invitarlo a
festejar con una cena.
El avaro, luego de esquilmar al chacarero y
cenar opíparamente regresaba felíz de codicia en su sulky
pero en el camino se encontró con el rifle de Bairoletto
apuntándole para recuperar su breve préstamo.
¡ Resultó mejor usurero que el usurero mismo !
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