Su pasado todavía está corrigiéndose pero
no caben dudas que fue uno de los más grandes hombres de la
historia
La Revolución Francesa impuso en Europa las ideas
liberales en contra de las monarquías y el clericalismo
dogmático. La masonería se encargó de traerlas a América y con
ellas la independencia de todo el continente. Washington,
Bolívar y San Martín fueron tres exponentes masones, pero aún
hoy hay reticencia a admitir esto.
San Martín, de dudosa cuna y resistido color encontró en los
ideales liberales un camino para sus principios
Como el guerrero bíblico David mostraba su
humanidad tanto en sus debilidades como en su misericordia para
con los vencidos.
Recomendamos la novela histórica Don José de J. García Hamilton
(del cual extractamos una mínima muestra), entre otros autores,
para reconocer en carne y hueso a este grande de la Humanidad
Portada de Don
José, en base a un óleo
de Gil de Castro: ¿ su
verdadero rostro ?
Sobre el fin de año el general envió a su oficial y compadre
Álvarez Condarco a Chile, para llevar a Marcó del Pont una
copia del acta de Independencia, pero también con el
objetivo secreto de que estudiara bien los pasos de la
cordillera y los volcara en un mapa. El jefe español estuvo
a punto de fusilarlo, pero en definitiva le permitió volver
entregándole una respuesta en la que le hacía saber que, en
lo sucesivo, cualquier otro enviado no merecería "la
inviolabilidad con que dejo regresar al de esta misión". Al
poner su rúbrica, Marcó del Pönt, haciendo referencia a la
condición de mestizo que se le atribuía a San Martín, agregó
despectivamente:
- Dígale a su general que yo firmo con mano
blanca, no con mano negra como la de él...
A José le dolió íntimamente la referencia ofensiva, y se
dijo que iba a cobrarse ese agravio con la victoria.
Don José - La vida de San Martín (4° edición) , José
Ignacio García Hamilton,
Editorial Sudamericana ( Pág 138 y 139 )
Una partida de granaderos detuvo en el sur al presidente
depuesto, Marcó del Pont, quien fue conducido en una calesa
hacia Santiago. El rumor de su llegada se expandió por la
ciudad y el público se agolpó frente al Palacio Episcopal,
sobre la Plaza de Armas, donde San Martín atendía su
despacho. El detenido fue llevado a un salón y se lo hizo
sentar. José no había olvidado la humillación que quiso
infligirle el realista al aludir a su mano de mestizo. Por
ello entró al salón y, al reconocer por el uniforme a su
vencido, estiró su diestra y le dijo irónicamente:
- Señor General, venga esa mano blanca...
Don José - La vida de San Martín (4° edición) , José
Ignacio García Hamilton,
Editorial Sudamericana ( Pág. 146 )
San Martín no quería mentiras, ¿ nosotros sí ?
Una tarde, en su casa de la rue Saint Georges, le anunciaron
que una persona quería visitarlo pues tenía algo que decirle
acerca de sus antepasados. Se trataba de un andaluz
verborrágico, quien venía cargado de pergaminos y árboles
genealógicos, que desplegó sobre una mesa para explicarle al
general que uno de sus ascendientes había sido conde y el
otro marqués, según los certificados que tenía a la vista y
que, seguramente, querría venderle a buen precio, a lo mejor
enterado de que era uno de los albaceas del millonario
Aguado.
-No, señor cronista -lo interrumpió con un gesto de
impaciencia-, yo no soy el que usted piensa...
-¿No es usted -fingió sorpresa- don José de San Martín,
Protector del Perú, general de Chile y de Argentina?
-Así dicen... Pero mi padre se llamaba Juan a secas y no se
corresponde con lo que usted trae.
El pillo insistió en que en sus papeles encontraría la
comprobación de la ascendencia de los señores de San Martín,
y renovó su letanía acerca de los entroncamientos de nobleza
entre los condes y marqueses de su prosapia. El general
levantaba presión hasta que perdió la compostura e hizo
tronar su gruesa voz:
-Mire señor Pollino -lo agarró de un brazo dirigiéndolo
hacia la puerta- yo no soy ese tal conde de San Martín,
porque soy hijo de una gran ... recluta, que hacía la
guardia con mi padre en las Misiones ...
El astuto andaluz quedó azorado y, arrollando sus
pergaminos, salió despavorido del lugar, protestando contra
el energúmeno a quien había querido venderle sus dudosos
papeluchos.
Don José - La vida de San Martín (4° edición) , José
Ignacio García Hamilton,
Editorial Sudamericana ( Pág. 313 y 314 )
La versión de que San Martín era hijo de Diego de Alvear y
de una india guaraní, es decir que habría sido medio her
mano de Carlos de Alvear, está recogida en un documento
manuscrito firmado en Rosario de Santa Fe el 22 de enero de
1877 por Joaquina de Alvear Quintanilla y Arrotea, cuya
copia obra en mi poder. La hija del general Carlos de Alvear,
al realizar con orgullo una "Cronología de mis antepasados"
dedicada a sus hijos y descendientes, manifiesta que fue
"hijo natural de mi abuelo, el señor don Diego de Alvear y
Ponce de León, habido en una indígena correntina, el general
José de San Martín", que tan brillantemente descollara en
San Lorenzo, Chacabuco y Maipú. Esta supuesta filiación se
transmitió por tradición oral por varias generaciones en
diversas ramas de la familia Alvear. Vicuña Mackenna, en
Revelaciones íntimas dice que San Martín "había servido la
independencia americana, porque la sentía circular en su
sangre de mestizo". Juan Bautista Alberdi, al conocerlo en
París, escribe que "yo lo creía un indio, como tantas veces
me lo han pintado; y no es más que un hombre de color
moreno, de temperamento bilioso". El episodio en que José,
irritado, le dice a un vendedor de títulos nobiliarios que
su madre era una "gran... recluta que hacía la guardia con
su padre en Las Misiones", está documentado por Pastor
Obligado en sus Tradiciones (pág. 49 de la recopilación
hecha por Justa Dose de Zemborain). Este mismo autor
recuerda que los godos lo llamaron "indio misionero" y el
general Brayer "Tape de Yapeyú" (pág. 43).
Don José - La vida de San Martín (4° edición) , José
Ignacio García Hamilton, Editorial Sudamericana ( Pág. 332 )
Humorista anticlerical
¡Negociaciones con Roma! Remitan un millón de pesos y
conseguirán lo que quieran. Yo soy ya viejo para militar y
hasta se me ha olvidado el oficio de destruir a mis
semejantes. Por otra parte, tengo una pacotilla (y no
pequeña) de pecados mortales cometidos y por cometer. Ainda
más, usted sabe mi profundo saber en latín. Por
consiguiente, esta ocasión me vendría de perillas para
calzarme el Obispado de Buenos Aires y por este medio no
solamente redimiría todas mis culpas sino que, aunque viejo,
despacharía a las penitentas con la misma caridad cristiana
como lo hacía el casto y virtuoso cura Navarro, nuestro
capellán de feliz memoria. Manos a la obra mi buen amigo. Yo
suministraré gratis a sus hijos el Sacramento de la
Confirmación, sin contar las oraciones por su alma que no
escasearán. La sola objeción que podrá oponerse para esta
mamada es la de mi profesión. Pero los santos más famosos
del almanaque, ¿no han sido militares? Un San Pablo, un San
Martín, ¿no fueron soldados como yo y repartieron sendas
cuchilladas sin que esto fuese un obstáculo para
encasquetarse la mitra? Basta de ejemplos y admita la
bendición de su nuevo prelado San Martín
Don José - La vida de San Martín (4° edición) , José
Ignacio García Hamilton,
Editorial Sudamericana ( Pág. 290 )
San martín masón
San Martín, la masonería y la "Logia Lautaro"
"No creo conveniente que hable usted lo más mínimo de la
Logia de Buenos Aires. Éstos son asuntos enteramente
privados y aunque han tenido y tienen gran influencia en los
acontecimientos de la revolución de aquella parte de
América, no podrán manifestarse sin faltar por mi parte a
los más sagrados compromisos."
José de San Martín (Carta del 19 de abril de 1827 al
general Guillermo Miller.)
"Siguiendo fielmente las ideas de mi venerado señor padre
político que no quiso en vida que se hablase de sus
vinculaciones con la masonería y demás sociedades secretas,
considero debo abstenerme a hacer uso de los documentos que
poseo al respecto."
Mariano Balcarce ( Carta desde París, del 30 de setiembre
de 1860.)
La Masonería - Política y sociedades secretas en Argentina,
Emilio J. Corbière ,
Editorial Sudamericana - Capítulo VIII ( Pág. 188 )
San Martín fue iniciado masón en la "Logia Integridad" de
Cádiz, afiliándose a la "Logia Caballeros Racionales" N°3 de
dicha ciudad. Allí recibió el tercer grado de la masonería
simbólica, o sea el de Maestro Masón, el 6 de mayo de 1808.
Participó después, y junto con Alvear, de la fundación de la
"Logia Caballeros Racionales" N°7 de Londres. Tanto la de
Cádiz como la de Londres, y a pesar de estar ésta en la
capital británica, tuvieron la decisiva influencia española
liberal y francesa iluminista.
La Masonería - Política y sociedades secretas en Argentina,
Emilio J. Corbière ,
Editorial Sudamericana ( Pág. 191 )
Rivadeneira, refiriéndose a su reencuentro con San Martín de
1821, en el Cuartel General en Huaura, dice: " me estrechó
en sus brazos, recordó nuestra amistad antigua, nuestros
trabajos en la sociedad de Cádiz, para que se hiciese la
América independiente". ( Benjamín Vicuña Mackenna. La
revolución de la Independencia del Perú. Universidad de
Chile, Santiago, 1938, pág. 595 y siguientes.)
San Martín y su ideario liberal, Alcibíades Lappas,
Editorial Símbolo ( Pág. 19 y 66 )