Perón era un gran antimperialista. Bajo la
insólita consigna Braden ( el embajador norteamericano ) o
Perón, ganó la elección que lo llevó a la presidencia. Lo
que la gente no sabe es que durante su gestión Argentina
terminó siendo acreedora del Reino Unido y Estados Unidos,
deuda que nunca pagaron.
Hace
unos años me prestaron un libro fortuitamente. Cuando lo
empecé a leer no podía dar crédito a mis ojos. Un tal
Descartes (obviamente no el francés ) pasaba revista a la
realidad geopolítica de los años 50 en una recopilación de
artículos de un tal diario "Democracia".
Ni su dueño ni yo sabíamos que era ese libro
pero impactado se lo canjeé por partes de computadora. No me
había equivocado, Descartes era el seudónimo de Perón y
Democracia su diario. Ese libro se lo di a un amigo. He aquí
uno de los los artículos de Perón ( ¿ lo habrán derrocado
por eso ? )
Así paga el diablo ( página 187 )
Dentro del campo de la economía internacional, los métodos
del imperialismo capitalista no difieren de su conducta
habitual. Deseamos presentar sólo dos casos de sus
atropellos.
En 1945, cuando terminó la segunda guerra, Estados Unidos
debía a la Argentina una crecida suma, producto de
abastecimientos no compensados. Esos créditos fueron
bloqueados al terminar la contienda. En otras palabras, el
deudor se negaba a pagar, no cubría interés alguno y,
entretanto, maniobraba con los precios en forma que ese
crédito argentino bloqueado se "evaporaba" a la mitad.
Con esta maniobra el país fué estafado en una
ingente suma. Nada pudimos hacer entonces porque, incluso,
si reclamábamos nos decían que éramos "nazis".
Aunque despojados inicuamente, debimos emplear lo que nos
quedaba en compras apresuradas para satisfacer necesidades
apremientes y cobrar de alguna manera, ante la amenaza de
una "evaporación" progresiva de los saldos. Fué entonces
cuando se acusó al gobierno de gastar apresuradamente
nuestro saldo en dólares.
! De no haber sido así ! ...
Este fué un simple caso de despojo; el que mencionaremos a
continuación es todo un chantaje agresivo.
En 1946 la deuda de los Estados Unidos era aproximadamente
de dos mil millones, y la de Gran Bretaña, de unos tres mil
quinientos (117 millones de libras). La Argentina, acreedora
de ambos, dispuso emplear tales saldos en la adquisición de
manufacturas indispensables. Fué así que procedió a disponer
del oro y dólares acumulados, al tiempo que gestionaba el
desbloqueo de los saldos en libras esterlinas. Lo primero
pudo realizarse a duras penas, como mencionamos antes, a
costa de uno de los fraudes más abominables que registra la
historia de las relaciones económicas internacionales. Lo
segundo se estableció al firmar solemnemente dos tratados
sucesivos con el gobierno de S.M. Británica, en los cuales
éste se comprometía a mantener la convertibilidad de la
libra esterlina.
....
Para Argentina, celosa cumplidora de sus pactos y
compromisos internacionales, era inconcebible el pensamiento
que el Gobierno de Su Majestad Británica, comprometido en
acuerdos y pactos solemmnes a mantener la convertibilidad de
las libras bloqueadas, pudiera unilateralmente violar los
compromisos. Sin embargo, a mediados de 1947, decreta
unilateralmente la cesación de tal obligación financiera. En
ellos se ve la mano intencionada de ciertos círculos
estadounidenses, pues no es un secreto para nadie que tal
medida no pudo ser tomada por el gobierno inglés sin el
acuerdo o la presión mencionada.
....
Se trataba intencionalmente de perjudicar a la Argentina en
su crédito, haciéndola aparecer como deudora morosa y, en
consecuencia, cortarle el crédito y difamarla por todos los
medios.
Pero aquí no termina este caso inaudito de irresponsabilidad
e injusticia. La cesación de la convertibilidad de la libra
esterlina fué casi paralela al anuncio del Plan Marshall,
que, según se comprometió y consta en actas del parlamento
yanqui, habría de constituir un plan de recuperación mundial
que favorecería por igual a todos.
Latinoamérica y en especial Argentina jugarían un papel
especial. En los cálculos de la administración yanqui (de
acuerdo con documentos oficiales debatidos en su Senado)
consta la decisión de adquirir en nuestro país más de mil
millones de dólares en productos necesarios a la
rehabilitación económica de Europa. Apremiados por nuestro
gobierno, la embajada de los Estados Unidos y los personeros
de la E.C.A. aseguraron a nuestro gobierno, con toda clase
de garantías verbales, en el sentido de colocar en nuestro
país elevadas órdenes de compra, solicitándonos a la vez que
se reservara a tal efecto toda nuestra producción.
....
Aprobado el Plan Marshall, llegó a Buenos Aires el señor
Hensel, representante del mismo, y ante el estupor del
gobierno argentino y del propio embajador de los Estados
Unidos, señor Bruce, manifiesta que tal plan es simplemente
financiero y que en la Argentina no se compraría nada. Se
había consumado el más triste episodio de mala fe, del
incumplimiento y de la falsedad internacionales.
....
En conclusión: queda claramente expuesto que las maquinarias
del supercapitalismo internacional, no satisfecho con
despojar a otras naciones de recursos indispensables para su
desarrollo económico, mediante la inflación provocada; no
conforme con la violación arbitraria de la palabra empeñada
en documentos solemnes; no contento con el incumplimiento
sistemático de las promesas y de las obligaciones formales
de sus representantes, miente, miente descaradamente cuando
pretende tergiversar la clara posición argentina, que ha
resistido su bloqueo, su presión, su sabotaje y su
difamación sistemática. Octubre 11 de 1951
Extractado de " Descartes - Política y
estrategia ( No ataco, critico ) " Buenos Aires |